Bilbao acogerá una prueba del Mundial de rallyes ecológicos

Los días 6 y 7 de mayo se celebrará la IX edición del ECO Rallye Vasco Navarro, una prueba de automovilismo distinta, que se caracteriza porque en ella toman parte vehículos respetuosos con el medio ambiente (híbrido, eléctrico, movido por energías alternativas, etc.). Se trata de la única prueba que se celebra en España del calendario de la Copa FIA de Energías Alternativas (el mundial de rallyes ecológicos) y es organizada por el Real Autómovil Club Vasco Navarro.

La prueba, que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Bilbao, tendrá su sede en la capital vizcaína, de donde partirán los vehículos y volverán al finalizar cada una de las etapas, y donde permanecerán expuestos. Se trata de un rallye de regularidad de dos jornadas que atravesará las carreteras de Bizkaia y Cantabria.

«Para Bilbao resulta especialmente interesante acoger una prueba de este tipo, donde no se premia la velocidad, sino la regularidad en la conducción y el respeto al medio ambiente», dicen desde el Ayuntamiento, quienes apuntan que «los fabricantes de automóviles cuentan ya con una tecnología lo suficientemente desarrollada como para fabricar vehículos respetuosos con el medio ambiente, que, además de ser fiables y útiles, son capaces de participar en este tipo de pruebas de automovilismo y completar todo su recorrido».

Los participantes con vehículos 100% eléctricos tendrán que completar un total de 270,70 kilómetros, de los cuales 118 se corresponderán con tramos regulados, mientras que el resto de participantes (vehículos híbridos y vehículos movidos por energías alternativas), tendrán que recorrer un total de 379,90 kilómetros, de los que 188,80 se corresponderán con los tramos regulados. De esta manera, los vehículos 100% eléctricos tendrán que completar un total de 10 tramos de regularidad, mientras que el resto de vehículos tendrán que realizar un recorrido más largo para completar 14 tramos.

¿Cómo funcionan los rallyes ecológicos?

Los rallyes de regularidad se caracterizan por ser pruebas de automovilismo realizadas en tráfico abierto (sin cerrar las carreteras al tráfico convencional), de tal manera que los participantes deben compartir las carreteras con el resto de los usuarios. Por lo tanto, no se trata de una prueba de velocidad, sino una prueba en la que la organización establece una velocidad media (media baja), que los participantes deben tratar de mantener en todo momento respetando siempre la normativa de tráfico, las señales y al resto de los usuarios. Por esa razón, aunque la velocidad media establecida es baja, resulta prácticamente imposible mantenerla de forma constante, porque habrá momentos en los que los participantes deban aminorar la marcha e incluso detenerse.

En los rallyes de regularidad gana quien más se ajusta a esa velocidad media establecida, pasando por unos controles de paso secretos que establece la organización en cada uno de los tramos que componen el rally, en el tiempo establecido para ello. Por último, y atendiendo a esa velocidad media establecida, la organización realiza el cálculo y se establece cuál debería ser el momento preciso (cronometrado a la décima de segundo), en el que los vehículos tienen que pasar por el punto concreto en el que se establece el control secreto de paso (que los participantes desconocen donde está). Cada décima de segundo que los concursantes se adelanten o se atrasen en relación a ese momento exacto de paso penaliza.

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